martes, 30 de junio de 2015

LA FORMACIÓN DE VALORES EN LA EDUCACIÓN BÁSICA


Cuando se habla de formación valoral, aunque se acepta que la familia es quizás el espacio privilegiado para lograrlo -lo que se asocia con el derecho de los padres de formar valoralmente a sus hijos- prácticamente todos los planteamientos hacen referencia a la escuela y a otros niveles educativos formales. Una de las razones para esto es, desde luego, el carácter masivo de la escuela y su potencial impacto societal. Pero otra, sin duda de primordial importancia, se encuentra en el hecho de que, por lo que nos dice la investigación al respecto, los valores se desarrollan en los individuos en forma automática. Requieren de un proceso educativo intencionado y sistemático. Un proceso de esta naturaleza es necesario tanto para el logro del desarrollo cognoscitivo -que parece ser un prerequisito para que el sujeto llegue a la definición de principios morales- como del propio desarrollo de los principios morales del sujeto. El desarrollo valoral, por tanto, no es algo que ocurra en su plenitud como fruto natural del proceso evolutivo del ser humano. Hay que perseguirlo explícita y sistemáticamente.

Valores y educación


 
El autor señala que una manera de tematizar los valores obedece a intereses o preferencias culturales que reciben consensos más o menos generalizados.  Cita tres propuestas de formación de valores de las que se habla mucho.

1. La educación para los derechos humanos; se toma la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas como base conceptual indiscutida, que ha recibido el consenso de todos los gobiernos y supuestamente de todos los grupos culturales, y se identifican los valores que corresponden a esos derechos; así se delinea un ideal educativo que orientará la formación valoral; por esto muchos identifican hoy la educación en valores con la educación para los derechos humanos.

2. Educación para la paz y la comprensión internacional. Dado el anhelo de paz en el mundo, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, se ha tomado el tema de la paz y la comprensión internacional y la convivencia social armoniosa como la meta de una educación en valores.

3. Educación para la democracia, que recientemente se enfatiza, porque se cree que el concepto de democracia resume muchos valores relevantes para construir una convivencia respetuosa y facilitar el progreso económico y social y -entre nosotros- porque la transición política del país así lo reclama.

EDUCAR EN Y PARA EL CONFLICTO


·         Existe la tendencia a confundir y considerar sinónimos conflicto y violencia. Así toda expresión de violencia se considera un conflicto, mientras que la ausencia de violencia se considera una situación sin conflicto e incluso de paz. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, una situación se define como conflicto no por su apariencia externa, sino por su contenido, por sus causas profundas.

·         En los pseudo conflictos, aunque puede llegar a haber tono de pelea, sin embargo, lo que no hay es problema (tal y como lo hemos definido anteriormente) aunque las partes pueden creer que sí. Se trata casi siempre de una cuestión de malentendidos, desconfianza y mala comunicación. La forma de enfrentarlo será justamente mejorar la confianza y la comunicación para que las partes puedan descubrir que no hay problema, que ambas pueden satisfacer sus necesidades o intereses.

·         En los conflictos latentes, normalmente no hay tono de pelea, ya que una o ambas partes no perciben la contraposición de intereses/necesidades o valores, o no son capaces de enfrentarlos (bien por falta de fuerza, de conciencia,…), sin embargo, existen. Es muy habitual en la vida cotidiana y en el marco educativo encontrarnos con que hay conflictos, pero que éstos no se abordan, no se enfrentan o ni siquiera se reconocen como tales porque no han explotado, porque no hay pelea o violencia. Eso hará que sigan creciendo hasta explotar y llevará a que tomemos como costumbre enfrentar los conflictos en su peor momento, cuando ya se han hecho tremendamente grandes, inmanejables y han destruido relaciones, personas, etc.

Convivencia escolar y formación de valores


El autor propone el método constructivista para la enseñanza de la moral, el cual está basado en la construcción racional y autónoma de principios y normas y a través del cual se forma una ciudadanía amplia y activa. Para esto, el autor propone, algunas técnicas didácticas como son:

      Clarificación de los valores: Eliminar prejuicios, apreciaciones intolerantes y en pocas palabras para “medir” la postura personal respecto a los valores.

      Comprensión crítica: Promueve la discusión, la crítica y la autocrítica; abre las posibilidades de diálogo.

      Discusión de dilemas morales: Fomenta la confrontación de las ideas propias y de las ajenas, promueve al análisis y la reflexión.

      Juego de roles: Desarrolla la empatía.

El autor propone una concepción de los valores, los cuales son vistos como cualidades de los actos y decisiones de las personas y de los grupos, surgen tanto en su comportamiento personal como en la relación que se establece con el entorno social. La cultura democrática fomenta valores como:

·        Respeto: Capacidad de ver y escuchar a los demás, evitando los prejuicios.

·        Igualdad: Todas las personas nacen y crecen con los mismos derechos, sin importar las condiciones de su vida.

·        Equidad: Hay necesidad de dar un trato adicional o diferenciado a quien lo requiera.

·        Justicia: proporcionar a cada quien lo que merece.

·        Cooperación: participar en acciones que tienen un fin colectivo.

·        Solidaridad: apoyo a los demás sin esperar nada a cambio.

·        Tolerancia: Disposición y capacidad para respetar la forma de ser y de pensar de los demás.

·        Reciprocidad: Corresponder hacia los demás, de la misma forma en la que hemos sido beneficiados con su apoyo.

La Educación Moral como Asunto Público


Abordando más a fondo sobre la situación de nuestro país, el autor presenta 3 Etapas del liberalismo mexicano, las cuales son:

         Época de formación: ideología política y social  en contacto con problemas nacionales.

         Mito político unificador: necesidad de orden social, se basa en el positivismo de Comte.

         Eclosión liberal plena de sentido: sociedad libre y abierta (actualidad)

Sobre la importancia que se le ha dado a la educación en nuestro país, menciona que ha sido primordial, no en su sentido estricto de educación para todos, sino la educación como una nueva y trascendental cuestión política.

Las filosofías educativas se caracterizan por determinados fines, principios y criterios, los cuales integran un proyecto con identidad ética. Los proyectos son ordenamientos de intereses y valores sociales y de prácticas políticas y económicas que se ubican en un continuo de conservación – transformación. (pág. 10)

 

miércoles, 27 de mayo de 2015

LÍNEA DE TIEMPO CONCEPCIÓN DE LA INFANCIA

https://drive.google.com/file/d/0B4mnvHzZUn-0c3pmajRmNHBMZTQ/view?usp=sharing

EL CUIDADO DE SÍ MISMO

 
 
Para Foucault: "Ocuparse de uno mismo no es una sinecura. Están los cuidados del cuerpo, los regímenes de salud, los ejercicios físicos sin exceso, la satisfacción, tan mesurada como sea posible, de las necesidades. Están las meditaciones, las lecturas, las notas que se toman de libros o de las conversaciones escuchadas, y que se releen más tarde, la rememoración de las verdades que se saben ya pero que hay que apropiarse aún mejor" (Foucault, 1992b: 50). Esta serie de experiencias puestas en una escena personal, ayudarán en definitiva a dar un sentido a la existencia.
 
Se debe destacar, por lo tanto, que en el caso de los griegos, teóricamente, la cultura estaba orientada hacia el alma, pero todas las preocupaciones por el cuerpo adquirieron una importancia inmensa (Foucault, 2000a). Esto estaría dado, expone Foucault (1992b), por algo distinto de lo que pudo ser la valorización del brío físico, o el atractivo corporal, en una época en que la gimnasia, el entrenamiento deportivo y militar, constituían piezas cardinales de la formación de un individuo libre. Sino que se inscribe, al menos en parte, en el interior de una moral que decreta que la muerte, la enfermedad, o incluso el sufrimiento físico, no constituyen males verdaderos, y, por tanto, es mejor cuidar el alma que preocuparse por el cuerpo en sí mismo.